Para los partidarios de un régimen unitario era necesaria la organización del país con un sistema liberal y centralizado. De acuerdo con la época en la que actuaron , estos grupos recibieron diferentes nombres: morenistas, directoriales, unitarios. Defendían las ideas del liberalismo político y económico en boga en Europa occidental. Se proponían transformarla estructura económica, social y política del país de acuerdo con estos ideales. Sostenían la necesidad de un gobierno de un gobierno nacional con grandes poderes políticos y económicos, que distribuyera en forma equitativa los beneficios de la unidad política. Las provincias no tendrían autonomía , sino que serían distritos administrados y vigilados por el gobierno central. Las regiones menos favorecidas económicamente se beneficiarían con el sistema centralizado por la distribución de los ingresos de la Aduana de Buenos Aires.
Los unitarios consideraban esencial el dictado de una Constitución. Cumplieron su propósito cuando se presentó la oportunidad en 1819 y 1826. El grupo unitario concitaba mayores adhesiones en los sectores ilustrados de las ciudades y también entre comerciantes y hacendados de relieve.
Los unitarios representaban el ideal del progreso. Pero progreso al modo unitario era ligar estrechamente los intereses del país al capital extranjero y copiar sus formas a instrucciones políticas y sociales. Estaban resueltos a discutir las formas semifeudales heredadas de la Colonia, pero fueron incapaces de dar las bases ciertas y reales del nuevo orden que pretendieron instaurar.
La ideología unitaria era una visión fluctuante entre la realidad y la fantasía propia de un sector integrado por comerciantes, intelectuales y funcionarios. No había en ellos una relación directa sin las fuerzas naturales, de ahí que sus vidas estuvieran condicionadas por una visión idealista, desprendida de la realidad. Su fe inquebrantable en los valores de la civilización europea los llevó a la creencia absoluta de la ley y de la Constitución, convencidos de que el país podía gobernarse por un sistema de ideas generales. En el fondo, muchas de sus creencias eran abstracciones; por eso fueron despiadados con las tradiciones y las costumbres de los hombres concretos que formaban su pueblo. Teóricos en un país aislado por la distancia y la soledad, no pudieron comprender que sin la conformidad de los lejanos e incultos pueblos del interior no podía haber unidad, y no la hubo.
Fuente
Imagen representativa de la lucha entre Unitarios y Federales.