jueves, 25 de abril de 2013

Época Unitaria en Argentina


Para los partidarios de un régimen unitario era necesaria la organización del país con un sistema liberal y centralizado. De acuerdo con la época en la que actuaron , estos grupos recibieron diferentes nombres: morenistas, directoriales, unitarios. Defendían las ideas del liberalismo político y económico en boga en Europa occidental. Se proponían transformarla estructura económica, social y política del país de acuerdo con estos ideales. Sostenían la necesidad de un gobierno de un gobierno nacional con grandes poderes políticos y económicos, que distribuyera en forma equitativa los beneficios de la unidad política. Las provincias no tendrían autonomía , sino que serían distritos administrados y vigilados por el gobierno central. Las regiones menos favorecidas económicamente se beneficiarían con el sistema centralizado por la distribución de los ingresos de la Aduana de Buenos Aires.

Los unitarios consideraban esencial el dictado de una Constitución. Cumplieron su propósito cuando se presentó la oportunidad en 1819 y 1826. El grupo unitario concitaba mayores adhesiones en los sectores ilustrados de las ciudades y también entre comerciantes y hacendados de relieve.

Los unitarios representaban el ideal del progreso. Pero progreso al modo unitario era ligar estrechamente los intereses del país al capital extranjero y copiar sus formas a instrucciones políticas y sociales. Estaban resueltos a discutir las formas semifeudales heredadas de la Colonia, pero fueron incapaces de dar las bases ciertas y reales del nuevo orden que pretendieron instaurar.

La ideología unitaria era una visión fluctuante entre la realidad y la fantasía propia de un sector integrado por comerciantes, intelectuales y funcionarios. No había en ellos una relación directa sin las fuerzas naturales, de ahí que sus vidas estuvieran condicionadas por una visión idealista, desprendida de la realidad. Su fe inquebrantable en los valores de la civilización europea los llevó a la creencia absoluta de la ley y de la Constitución, convencidos de que el país podía gobernarse por un sistema de ideas generales. En el fondo, muchas de sus creencias eran abstracciones; por eso fueron despiadados con las tradiciones y las costumbres de los hombres concretos que formaban su pueblo. Teóricos en un país aislado por la distancia y la soledad, no pudieron comprender que sin la conformidad de los lejanos e incultos pueblos del interior no podía haber unidad, y no la hubo.

Fuente
Imagen representativa de la lucha entre Unitarios y Federales.



jueves, 18 de abril de 2013

Época Federal en Argentina


En Argentina el original Partido Federal fue un grupo que luchaba para establecer el sistema federal en la República. El federalismo proviene desde tiempos de la Revolución de Mayo, y tiene a su líder máximo en la figura de José Gervasio Artigas, fundador de la Unión de los Pueblos Libres más conocida como Liga Federal. Hasta la segunda mitad del Siglo XIX continuó en lucha contra el Partido Unitario para decidir sobre la organización política del país.
Es importante no confundir al Partido Federal del siglo XIX (que es el que trata este artículo) con la agrupación política minoritaria de signo conservador fundada en la segunda mitad del siglo XX con el nombre de "Partido Federal".Desde tiempos de José Gervasio Artigas el color rojo punzó (significando a la sangre derramada por la libertad ante España, Portugal y Brasil y por la lucha para lograr las autonomías federales de las provincias) es el color emblemático del federalismo en Argentina, curiosamente en Uruguay tras 1830 el uso del color rojo se invirtió y pasó a ser usado por los "colorados" aliados de los brasileños y unitarios contra los nacionales y federales. También adoptó el Partido Federal como emblemática (debido a su intenso color rojo o "colorado") a la flor llamada estrella federal y derivada de esta una estrella roja de ocho puntas llamada también estrella federal. Entre 1832 y 1850 también existió en uso la Divisa punzó.
El federalismo era concebido como una forma de organización basada en la asociación voluntaria de las partes (las provincias) que delegaban algunas de sus atribuciones para constituir el poder central, pero conservaban su autonomía.
Si bien el grupo federal estaba integrado por diversos sectores, la mayoría lo constituían caudillos y gente de las provincias que se oponían al dominio absolutista porteño y algunos a que Buenos Aires fuese capital del país. Los federales defendían las autonomías provinciales: cada provincia debía tener su propio gobierno, constitución, leyes y economía; sin embargo, reconocían la existencia de un gobierno nacional con poder limitado y encargado sólo de algunas cuestiones (por Ej. las relaciones exteriores del país)
En el aspecto económico existía una clara división entre el litoral argentino y el interior. El litoral buscaba el libre comercio y la libre navegación de los ríos interiores, oponiéndose al dominio de los mismos por el gobierno de Buenos Aires, mientras que el interior proponía el proteccionismo económico.
El caso de la provincia de Corrientes resulta atípico, ya que proponía la libre navegación, combinada con proteccionismo. Y sus gobiernos ideológicamente federales se aliaron repetidamente contra el de Buenos Aires con los jefes militares unitarios.
Los federales rechazaban los ideales del establecimiento de un sistema centralizado que coartara la independencia de las provincias. Tenían un pensamiento tradicionalista y defendían las costumbres propias "gauchescas" y nacionales. Afirmaban que el sistema federal se adaptaba a las características nacionales, dada la extensión del territorio y sus regionalismos económicos y políticos.
 Bandera Argentina utilizada en tiempos de la liga federal 1830 - 1850

Fuente


El Rosismo 1º Gobierno


La Legislatura de Buenos Aires proclamó a Juan Manuel de Rosas como Gobernador de Buenos Aires el 6 de diciembre de 1829, honrándolo además con el título de "Restaurador de las Leyes e Instituciones de la Provincia de Buenos Aires" y en el mismo acto le otorgó "todas las facultades ordinarias y extraordinarias que creyera necesarias, hasta la reunión de una nueva legislatura". No era algo excepcional: las facultades extraordinarias ya les habían sido conferidas a Manuel de Sarratea y a Rodríguez en 1820, y a los gobernadores de muchas otras provincias en los últimos años; también Viamonte las había tenido.
El mismo día en que juró su cargo, declaró al diplomático uruguayo Santiago Vázquez:
Creen que soy federal; no señor, no soy de partido alguno sino de la Patria... En fin, todo lo que yo quiero es evitar males y restablecer las instituciones, pero siento que me hayan traído a este puesto.
Lo primero que hizo Rosas fue realizar un extraordinario funeral, trayendo los restos de Dorrego a la capital; con eso se captó la voluntad de los seguidores del fallecido líder del partido federal, sumando automáticamente el apoyo del pueblo humilde de la capital al que ya tenía de la población rural.
Para ganar apoyo político pronunció su frase en 1829, que resumiría toda su plataforma política, sus objetivos claramente nacionalistas y autoritarios y la esperanza de un gobierno largo.
El General Rosas es unitario por principio, pero que la experiencia le ha hecho conocer que es imposible adoptar en el día tal sistema porque las provincias lo contradicen, y las masas en general lo detestan, pues al fin sólo es mudar de nombre.